martes, 11 de diciembre de 2012

Entrevista capotiana a Álvaro Colomer


En 1972, el escritor estadounidense Truman Capote (1924-1984) publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama 1999), y en él el autor de A sangre fría se entrevistaba a sí mismo con especial astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Álvaro Colomer.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría?
Siempre me ha tentado la idea de estar preso y no tener otra cosa que hacer que escribir en la celda. Sé que es una estupidez y que me horrorizaría ir a la cárcel, pero es una fantasía recurrente en mí.
¿Prefiere los animales a la gente?
Una vez tuve un gato durante una semana. Descubrí que era alérgico. Me siguen gustando y los veo ideales para un escritor, pero no puedo tenerlos. La gente me gusta mucho y no me da ninguna alergia.
¿Es usted cruel?
Mi cerebro está lleno de crueldad. Me imagino haciendo cosas terribles con suma frecuencia.
¿Tiene muchos amigos?
Antes tenía más. Con los años van desapareciendo. No sé si le ocurre lo mismo a todo el mundo. A veces me preocupa que mi carácter me esté haciendo perder amigos de un modo acelerado.
¿Qué cualidades busca en sus amigos?
Fidelidad incondicional. Tengo un concepto adolescente de la amistad.
¿Suelen decepcionarle sus amigos?
Ellos no me decepcionan, pero creo que yo sí que les decepciono a ellos. En muchas ocasiones no les presto la atención que merecen. Esto me atormenta.
¿Es usted una persona sincera? 
No, en absoluto. Si confesara toda la mierda que hay en mi cabeza, me quedaría solo.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre?
Aquí debería decir ‘leyendo’. Es la respuesta típica de un escritor. También es la respuesta más falsa que puede dar un escritor. Para mí, leer no es una actividad de mi tiempo libre. Leer es una actividad laboral. Mi tiempo libre lo paso viendo la tele o en el bar de debajo de mi casa. Me encanta la tele, me encantan los bares.
¿Qué le da más miedo?
La ausencia de mi pareja, la ausencia de dinero, la ausencia de respeto. Por ese orden.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice?
España y Cataluña.
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho?
Esto lo tengo clarísimo: empresario corrupto, forrado de pasta, viviendo a lo grande.
¿Practica algún tipo de ejercicio físico?
Soy tremendamente inconstante: no hago nada durante tres o cuatro meses, entonces me asalta el remordimiento y voy al gimnasio durante tres o cuatro meses, entonces me asalta la vagancia y no hago nada… y así cíclicamente.
¿Sabe cocinar?
Ni idea. Me alimento de platos básicos y de lo que me sirve el camarero del bar de debajo de mi casa.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría?
Dante Alighieri o mi madre.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza?
Esperanza.
¿Y la más peligrosa?
Peligro.
¿Alguna vez ha querido matar a alguien?
Constantemente. Tengo una buena lista. De todas formas, soy consciente de que querer matar a alguien no indica otra cosa que mi incapacidad para enfrentarme intelectual y físicamente a ese alguien.
¿Cuáles son sus tendencias políticas?
Oscilo. A veces me repugna la derecha, a veces me repugna la izquierda. En general, me repugnan los políticos de mi país.
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser?
Lo dicho: empresario corrupto, forrado de pasta, viviendo a lo grande.
¿Cuáles son sus vicios principales?
Beber, fumar y ver la tele.
¿Y sus virtudes?
Trabajar. Tengo una capacidad laboral enorme. Puedo pasarme doce horas currando y, aunque acabe agotado, me siento jodidamente orgulloso de mí mismo. Creo en el trabajo y en nada más que el trabajo.
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza?
Primero, me acordaría de mi profesor de natación del colegio y me arrepentiría de no haberle hecho más caso. Segundo, pensaría en mi mujer, nada más que en mi mujer, y en los momentos maravillosos que me ha dado.
T. M.