En
1972, el escritor estadounidense Truman Capote (1924-1984) publicó un original
texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló
«Autorretrato» (en Los perros
ladran, Anagrama 1999), y en él el autor de A sangre fría se entrevistaba
a sí mismo con especial astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron
para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su
mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos
la otra cara, la de la vida, de Tino Pertierra.
Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría?
Mi imaginación.
¿Prefiere
los animales a la gente?
Depende del veneno que lleven.
¿Es
usted cruel?
Y vil.
¿Tiene
muchos amigos?
Los justos e innecesarios.
¿Qué
cualidades busca en sus amigos?
Que no me pidan mi opinión sobre lo que hacen o dejan de
hacer y que no lloren cuando se emborrachan. Si además respetan la lealtad y
son simpáticos, lo tienen todo.
¿Suelen
decepcionarle sus amigos?
No, por eso son innecesarios.
¿Es
usted una persona sincera?
Si digo que no es como dijera que sí.
¿Verdad?
¿Cómo
prefiere ocupar su tiempo libre?
Haciendo prisioneros.
¿Qué
le da más miedo?
Que me hagan prisionero. Sobre todo,
del dolor ajeno.
¿Qué
le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice?
La impunidad de los canallas.
Si
no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho?
Me gusta hacer preguntas y resolver
enigmas. ¿Policía, tal vez?
¿Practica
algún tipo de ejercicio físico?
A veces vuelo cuando sueño.
¿Sabe
cocinar?
No viviría de ello pero sí podría sobrevivir con huevos.
Si
el Reader’s Digest le
encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a
quién elegiría?
Francis
Scott Fitzgerald o Richard Burton.
¿Cuál
es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza?
Niños.
¿Y la más peligrosa?
¿Y la más peligrosa?
Niños.
¿Alguna
vez ha querido matar a alguien?
Lo hice. A mi yo adolescente.
¿Cuáles
son sus tendencias políticas?
Mi intendencia política es obligarme a creer que el ser
humano merece la pena.
Si
pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser?
Estrella del rock. Llevan mejor la vejez
que las de cine.
¿Cuáles
son sus vicios principales?
Son todos secundarios.
¿Y
sus virtudes?
No me las han presentado.
Imagine
que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían
por la cabeza?
Lo siento. Me he puesto a imaginarlo y me ahogaba
realmente. Qué mal lo he pasado, oiga.
T. M.