lunes, 17 de diciembre de 2012

Entrevista capotiana a Toni Iturbe


En 1972, el escritor estadounidense Truman Capote (1924-1984) publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama 1999), y en él el autor de A sangre fría se entrevistaba a sí mismo con especial astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Toni Iturbe.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría?
La suite presidencial del Hotel Ritz de París.
¿Prefiere los animales a la gente?
Prefiero a la gente, sobre todo cuando tiene la nobleza de los animales.
¿Es usted cruel?
Sí. Todos los somos en alguna medida.
¿Tiene muchos amigos?
Tengo muchos conocidos. Amigos, muy pocos
¿Qué cualidades busca en sus amigos?
Me basta con que sean personas decentes. Una cualidad que aprecio mucho es que no llamen por teléfono a la hora de cenar.
¿Suelen decepcionarle sus amigos?
Trato de no ponerlos a prueba, por si acaso.
¿Es usted una persona sincera? 
No. La sinceridad no es una opción posible en el género humano. Si la naturaleza hubiera querido que fuéramos sinceros nos habría hecho telépatas. El día que todo el mundo diga lo que piensa, se va todo al garete. Mucho antes que la rueda o el fuego, para bien o para mal, el primer gran invento de la Humanidad es la mentira.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre?
Leer es una fuente inagotable de satisfacción.
¿Qué le da más miedo?
Tengo un problema grave con el vértigo, se entremete incluso en mis peores pesadillas. Pero lo que más me asusta es la alianza de estupidez, egoísmo, ignorancia y exaltación que uno contempla cada vez que lee un periódico o ve un informativo en televisión.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice?
Me escandaliza el cinismo. Uno es libre de gastarse cientos de miles de euros en redecorar su loft o en comprarse un descapotable en un mundo donde hay niños que pasan hambre y no tienen una escuela, pero ha de saber que es un miserable, se mire por donde se mire.
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho?
Escribir no es una decisión, como elegir entre vitrocerámica o cocina de gas, sino que forma parte de las pulsiones. Creo que nadie puede vivir sin llevar una vida creativa. Sólo somos un puñado de células camino de la descomposición, no se puede vivir sin cierto ejercicio de ilusionismo. 
¿Practica algún tipo de ejercicio físico?
Teclear.
¿Sabe cocinar?
Cocino mucho, pero platos muy modestos: huevos fritos, macarrones carbonara, carne a la plancha, tortilla de patatas, arroz con tomate, albóndigas, pizza, ensaladilla rusa...
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría?
A Karen Blixen, granjera danesa en África.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza?
“Sí”.
¿Y la más peligrosa?
”Sí”.
¿Alguna vez ha querido matar a alguien?
No. Pero darle unas cuantas hostias, sí.
¿Cuáles son sus tendencias políticas?
Mi tendencia es al desaliento. No me siento representado por ningún partido político. Pero si tuviera que elegir algo, que me den una socialdemocracia nórdica... la pega es que para que funcione hace falta ser nórdico.
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser?
Admiro mucho a la gente que sabe hacer cosas con sus propias manos: un ebanista que sabe construir una mesa hermosa en la que se siente a comer una familia, un sastre que sabe convertir un pedazo de paño en un abrigo... Yo soy muy torpe. Ahora me doy cuenta que me habría gustado estudiar Física y estar un poco más cerca de los misterios del mundo. La más extraordinaria poesía de nuestro tiempo nos la están sirviendo los astrofísicos y los físicos de partículas con la mecánica cuántica.
¿Cuáles son sus vicios principales?
La pereza, la mezquindad, la precipitación, la impaciencia, el egoísmo...
¿Y sus virtudes?
Soy bastante bueno en el ping-pong.
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza?
A veces cuando voy en avión y el aparato da una sacudida o creo percibir un ruido raro y pienso que puede empezar a caer en picado y todo se termine en unos segundos... siempre pienso en mis hijos. Hago cálculos del dinero que queda en la cuenta para ellos y su madre, quiero pensar que saldrán adelante y serán felices.
T. M.