En 1972, el escritor Truman Capote publicó
un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo
tituló «Autorretrato» (en Los
perros ladran, Anagrama 1999), y en él el autor estadounidense se
entrevistaba a sí mismo con especial astucia y brillantez. Aquellas preguntas
que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora,
extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la
que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Jorge Eduardo Benavides.
Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría?
Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría?
Madrid, sin duda.
¿Prefiere
los animales a la gente?
No, prefiero a la gente por lo general.
¿Es
usted cruel?
Un pelín.
¿Tiene
muchos amigos?
Sí, creo que tengo muchos y buenos amigos desperdigados
por medio mundo.
¿Qué
cualidades busca en sus amigos?
Honestidad y sentido del humor.
¿Suelen
decepcionarle sus amigos?
La verdad es que rara vez he sufrido
alguna decepción. Tampoco pido mucho (ver respuesta anterior).
¿Es
usted una persona sincera?
Lo suficiente.
¿Cómo
prefiere ocupar su tiempo libre?
Sin planificar cómo lo voy a ocupar.
¿Qué
le da más miedo?
Los creyentes, los iluminados de todo
pelaje.
¿Qué
le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice?
Me escandaliza la laxitud moral de
nuestra clase política.
Si
no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho?
Me hubiera gustado ser músico.
¿Practica
algún tipo de ejercicio físico?
Últimamente no. Pero me gusta jugar al
golf y al tenis.
¿Sabe
cocinar?
Sí. Y creo que de manera bastante
pasable.
Si
el Reader’s Digest le
encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a
quién elegiría?
Supongo que escribiría sobre mi padre.
¿Cuál
es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza?
Humor.
¿Y
la más peligrosa?
Esperanza.
¿Alguna vez ha querido matar a alguien?
¿Alguna vez ha querido matar a alguien?
Muchas más veces de las que me gustaría
admitir.
¿Cuáles
son sus tendencias políticas?
Me considero liberal, pero no fanático.
Si
pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser?
Muchas cosas. Menos político o abogado.
¿Cuáles
son sus vicios principales?
Fumar y beber.
¿Y
sus virtudes?
Eso lo tendrán que decir quienes me
conocen.
Imagine
que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían
por la cabeza?
Difícil de dilucidar. Pero espero que
no mi vida completa, porque después de eso sólo faltaría ver una luz al fondo…
y ya tenemos los clichés más odiosos completos.
T.
M.