jueves, 21 de febrero de 2013

Prohibido disparar al cielo


¿Otra novela sobre Auschwitz? La saturación editorial acerca de este asunto es tan avasalladora que otra novedad causa desconfianza. Pero se avanza en la lectura de “Los pájaros de Auschwitz” y, entonces, se olvida el consabido Holocausto porque el Holocausto es nuevo aquí, pues todo tema es virgen si se trata con talento y maestría. Arno Surminski consigue esta hazaña discretamente, mediante la relación de dos seres retenidos en el campo de forma diferente: uno, el alemán Grote, es un oficial nazi encargado de investigar la avifauna de la zona; el otro, el polaco Marek, un estudiante de arte al que le han dado la tarea de dibujar los pájaros analizados por su compañero.

Surminski tiene mucho oficio: sabe colocar las atrocidades pergeñadas en Auschwitz o Birkenau como fondo, sin poner el acento en ellas para atraer al lector con facilona morbosidad, sino apuntándolas mediante comentarios introspectivos de Marek o referencias muy breves de crímenes o crematorios “a pleno rendimiento”. Esta sobriedad hace aún más impactantes las escenas de las horcas o los fusilamientos, o aquellas que reflejan que “todo lo muerto debía quemarse”. Traducida por María Dolores Ábalos, la novela plantea un constante dilema: la estima mezclada de odio por parte del estudiante hacia alguien que no le ha hecho nada y que sólo se dedica a proteger a los pájaros; la observación de estos allá en el cielo en contraste con los prisioneros miserables a ras de tierra; la prohibición de disparar a las aves frente a las balas que acaban con la vida de los presos. Música clásica y genocidio, libertad y cárcel, pureza y xenofobia: Auschwitz.

Publicado en La Razón, 21-II-2013