jueves, 13 de junio de 2013

Entrevista capotiana a Luisa Fernanda Siles

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Luisa Fernanda Siles.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría?
Mi casa. Dentro de mis cuatro paredes está todo lo que necesito. En cada centímetro de ellas están los objetos  que me recuerdan momentos y lugares de mi pasado y presente. Están mis libros, la computadora, los  instrumentos  que me sirven para arrancarle a mi  imaginación sus diablillos y  espiar mis sueños.  
¿Prefiere los animales a la gente?
Prefiero las personas, pero amo a los animales. Hasta hace poco uno de mis mejores amigos era un vecino de casa llamado Lorenzo, un loro verde esmeralda y afectuoso como pocos humanos.
¿Es usted cruel?
Conmigo misma a menudo. 
¿Tiene muchos amigos?
Soy hija única, crecí entre gente mayor, a los ocho años tenía amigos de setenta años con los cuales conversaba de igual a igual y me preocupaba por ellos. Hoy eso no ha cambiado, tengo amigos de todas las edades, nacionalidades y credos. Soy una persona muy sociable y siempre busco el contacto con los demás. Ahora bien, amigos, de esos por los que uno se juega el pellejo y ellos por uno, son menos numerosos. Ellos son los hermanos que fui adquiriendo a lo largo de la vida y atesoro. 
¿Qué cualidades busca en sus amigos?
Sinceridad, integridad.
¿Suelen decepcionarle sus amigos?
Los verdaderos amigos nunca me decepcionaron. Me decepcionaron personas a las que conocía menos y poco a poco fueron mostrando sus verdaderos valores los cuales no eran afines a los míos. Entonces tomé distancia. Porque los parientes te llegan pero felizmente a los amigos se los escoge.
¿Es usted una persona sincera? 
Soy muy sincera, por eso a veces puedo sonar muy dura con las personas de mi entorno cercano. Con los demás soy diplomática, digo lo que siento con sutileza.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre?
Compartir con la familia y amigos es para mí un deleite. Mi  pasión  es la lectura, el cine y deseo viajar más.
¿Qué le da más miedo?
La injusticia, la ignorancia, la muerte, la enfermedad, el dolor físico, la pérdida de un ser amado,  la soledad,  y el abandono.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice?
La mentira, la vileza y la miseria humana.
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho?
Hubiera sido arquitecto, pintor o escultor. Aprecio mucho la estética, los volúmenes, la espacialidad, el color.
¿Practica algún tipo de ejercicio físico?
Me impongo caminar una hora al día, no soy muy metódica con eso del ejercicio, sin embargo lo disfruto.
¿Sabe cocinar?
Me encanta cocinar, recibir amigos en casa, homenajearlos con recetas nuevas. Soy una de esas típicas mujeres que halaga a través de la comida. Estoy a la pesca de programas culinarios y  recetas antiguas.  Me da  mucha curiosidad  saber cómo se cocinaba en otros tiempos.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría?
Me gustaría escribir sobre Cristóbal Colón,  Marco Polo, entre otros viajeros que emprendieron retos inimaginables, si las  condiciones de la revista requerirían  que fuese alguien famoso, pero también sobre cualquier persona de la calle, con sus ideales y responsabilidades, sus sueños y limitaciones, y sea inolvidable para quienes lo conocieron.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza?
Amor.
¿Y la más peligrosa?
Olvido.
¿Alguna vez ha querido matar a alguien?
Muchas veces, y  lo maté en   mi corazón.
¿Cuáles son sus tendencias políticas?
Creo que la distribución de la riqueza en  el planeta es injusta. Las diferencias  entre ricos y pobres son escandalosas en países latinoamericanos, africanos y asiáticos. Ahora bien tampoco creo que el modelo socialista como el de Cuba sea el ideal. Me resulta muy interesante la política de los países escandinavos y el equilibrio al que llegan.
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser?
Una gran escritora.
¿Cuáles son sus vicios principales?
La nostalgia,  fantasear, analizar, analizarme,  especular, observar, atender  a los que amo, el chocolate.
¿Y sus virtudes?
No es a mí decirlas.
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza?
Mi niñez transcurrida en una casona republicana y yo disfrazada de gringa turista, con collares y la cartera de mi madre colgando en bandolera narrando por las tardes mis aventuras imaginarias al gran escritor que fue mi padre, la necesidad desesperada que tenía de mi madre, la sonrisa de mis hijos,  el abrazo tibio y el cuerpo del hombre que amo y con quién comparto mi vida.

T. M.