viernes, 1 de agosto de 2014

El apocalipsis americano

El 5 de junio de 2007, la archifamosa Oprah Winfrey habló de «La carretera» y, evidentemente, el libro, publicado el año anterior y que acababa de obtener el premio Pulitzer, se convirtió en un best-seller. Al día siguiente, las secciones culturales de los periódicos de medio mundo ofrecían la noticia: el autor que jamás daba entrevistas, no se dejaba fotografiar y vivía recluido en Nuevo México, Cormac McCarthy (1933), hablaba de su vida –viajes, pobreza extrema, alejamiento absoluto del ambiente artístico y editorial– y al fin el público sabía algo más de un autor que el crítico Harold Bloom emparentaba nada menos que con Herman Melville y William Faulkner.

“La carretera”, llevada a la gran pantalla en 2009, con un reparto que incluía a Viggo Mortensen, Charlize Theron y Robert Duvall, describe un mundo devastado por la guerra nuclear al que un padre y un hijo (que carecen de nombre) buscan un sentido. Entre tanta muerte y cenizas, juntos cruzan los Estados Unidos, sufren calamidades y ven a hombres convertidos en caníbales por la falta de comida. El libro propone, en clave de ciencia ficción, cómo sería el ocaso de la humanidad, al tiempo que ofrece una lectura de carácter visionario. McCarthy coloca en el centro de la situación a un niño –un homenaje a su propio hijo, John Francis, de ocho años entonces– como víctima singular de ese Apocalipsis que, como todas las tragedias, tiene, en su desesperanza, la esperanza de un mañana.

Publicado en La Razón, 31-VII-2014,
para la sección “Clásicos del siglo XXI”