miércoles, 20 de agosto de 2014

Entrevista capotiana a Pablo López Carballo


En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Pablo López Carballo.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría?
No sé, un sitio donde haga frío pero salga el sol de vez en cuando, o no, quizás Islandia. Creo que me importaría más con quién vivir que el lugar.
¿Prefiere los animales a la gente?
Los pájaros sobre todas las cosas, aunque seguro que alguno sería un poco pérfido, como las personas, así que al final empatan.
¿Es usted cruel?
Sí, soy humano.
¿Tiene muchos amigos?
No sabría decirte, ¿cuántos son muchos? Tengo relaciones de muy variado signo con otras personas, cada cual con su pizca de pimienta.
¿Qué cualidades busca en sus amigos?
Que estén cuando todo indique que estarían mejor en otro sitio.
¿Suelen decepcionarle sus amigos?
Toda relación de amistad es decepcionante en muchas ocasiones pero también es cierto que se compensa continuamente. No soy nada dramático, así que tiendo a buscar la estabilidad y la comprensión de los extremos.
¿Es usted una persona sincera? 
Sí pero la afirmación, lógicamente, no remite a la totalidad. Somos seres complejos y, a veces, ocultamos cosas tomando caminos diferentes a la sinceridad, aunque no creo que haya maldad en esos giros.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre?
En nada. No hacer nada es uno de los mayores placeres que existen. Me bloqueo cuando tengo organizado el futuro (media hora también es el futuro).
¿Qué le da más miedo?
Soy miedoso pero sin duda lo que más temo es que la gente de mi entorno sufra.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice?
La vida es un escándalo.
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho?
Terrorista.
¿Practica algún tipo de ejercicio físico?
Corro una vez o dos al año, un amigo me llama cada cuatro meses cuando necesita cubrir bajas en una pachanga, al limpiar la casa lo hago con brío y acompaso la respiración, he hecho pilates dos meses… Creo que la respuesta es no. Debería hacer algo pero cada vez que lo intento gano un cabreo. Me pone de mal humor la moda de hacer deporte, las medias maratones, las rutas, etc. De repente el mundo entero ha tenido la necesidad de equiparse con todo tipo de parafernalias para hacer cuatro bobadas. Reivindico el chándal yonki ochentero, que vale para todo.
¿Sabe cocinar?
Sí, aunque si le preguntas a mi mujer te dirá que no: procura no comer nada en lo que yo intervenga en solitario de principio a fin sin ningún tipo de supervisión. Yo creo que mis lentejas, caldos y cualquier carne en sus variadas formas son superiores a las suyas pero me quedo solo con mi criterio.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría?
Desconozco por completo su línea editorial. Hay muchos personajes sobre los que me gustaría escribir, últimamente estoy dando vueltas alrededor de Sarah Kane.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza?
Juntos, Zusammen, insieme, ensemble.
¿Y la más peligrosa?
“Sentido común”, como si no dependiera de quién la diga y cuándo y por qué…
¿Alguna vez ha querido matar a alguien?
Sí, a diario.
¿Cuáles son sus tendencias políticas?
Son una mezcla de muchas cosas pero sí tengo claro que ninguna estaría más a la derecha del materialismo histórico. Nunca estaría cerca de demócratas y republicanos (del otro lado del charco), liberales, socialdemócratas, etc., ni cualquier otra perversión política cercana al mercado.
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser?
Algo ligero, si pudiera ser sin cuerpo mejor que mejor.
¿Cuáles son sus vicios principales?
Creo que estoy en la media de la población, así que digo “los básicos”, sea lo que sea eso.
¿Y sus virtudes?
Autodestrucción.
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza?
Seguro que serían ridículas. Se dice que pasan imágenes trascendentales y significativas pero creo que no pasaría ninguna o resultarían demasiado patéticas.

T. M.