viernes, 29 de agosto de 2014

Entrevista capotiana a Teresa Viejo

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Teresa Viejo.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría?
Me cuesta, pero buscaría un lugar que me permitiera tener todos lo paisajes en uno. En ese caso Barcelona parece idónea.
¿Prefiere los animales a la gente?
¿Y qué somos la “gente” sino animales de dos patas? Lo de racionales, no siempre.
¿Es usted cruel?
Conscientemente NO. Nunca.
¿Tiene muchos amigos?
Los justos. Pero voy a envejecer junto a ell@s y eso es una suerte.
¿Qué cualidades busca en sus amigos?
Que me enseñen a vivir, me escuchen con el corazón, sean leales y no conozcan la traición. Que me hagan sonreír si lloro y me arrastren fuera de casa si deseo esconderme en ella.
¿Suelen decepcionarle sus amigos?
Son sometid@s a un duro casting antes de alcanzar el grado de amistad, pero también suelo ser indulgente con ell@s.
¿Es usted una persona sincera? 
Me gustaría saber mentir, pero por desgracia el embuste se me nota demasiado. Cuando no puedo ser sincera, me callo.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre?
Leyendo. Mejor aún junto a la orilla del mar.
¿Qué le da más miedo?
Los vivos, los muertos nunca.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice?
La agresividad en cualquier forma. La calumnia. Las vejaciones y el maltrato al débil. El abuso de poder. La manipulación. Todo lo que lastima a la infancia o la vejez me destroza.
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho?
Hubiera estudiado psiquiatría.
¿Practica algún tipo de ejercicio físico?
Mi idea del ser humano es holística: materia, intelecto y espíritu; y necesito cuidar las tres dimensiones. El ejercicio las equilibra, en especial andar, yoga y pilates. 
¿Sabe cocinar?
No soy Ferrán Adriá, pero me defiendo. La alquimia de los fogones es relajante.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría?
A alguno del antiguo Egipto, me fascina aquella época. Por ejemplo Akenatón.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza?
Son dos: te amo.
¿Y la más peligrosa?
Son dos: ¿Me amas?
¿Alguna vez ha querido matar a alguien?
No, tengo un arma infalible contra el peor de los agravios: soy una desmemoriada para lo malo.
¿Cuáles son sus tendencias políticas?
En este momento me declaro insumisa.
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser?
Una vieja escritora de novelas de misterio en una casa victoriana que mirara al mar desde su acantilado.
¿Cuáles son sus vicios principales?
El jamón de bellota me despierta la gula, lo confieso. Y me cuesta encontrarme la frivolidad; yo me lo pierdo.
¿Y sus virtudes?
La intuición, he aprendido a ver con los ojos cerrados y a oír lo que no cuentan las palabras. También la tenacidad y cierto sentido del sacrificio.
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza?
Me hundiría en el seno de mi madre y ahí me quedaría hasta el final.

T. M.