viernes, 12 de septiembre de 2014

Entrevista capotiana a Jesús Pardo

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Jesús Pardo.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría?
Algún valle del Tíbet  siempre y cuando me garantizaran que siempre habría libros.
¿Prefiere los animales a la gente?
Depende qué animales y de qué gente. Yo tenía un perro que se llamaba Lope (en castellano antiguo significaba perro, de lobo). Nos hicimos grandes amigos. Yo no soy muy dado a citarme a mí mismo, pero escribí un poemita de dos líneas que decía: “Lope, mi can, tú y yo dimos a Darwin hierro, / tú me fuiste persona y yo a ti te fui perro”.
¿Es usted cruel?
Depende de con quién.
¿Tiene muchos amigos?
Amigos, muy pocos; conocidos, una barbaridad.
¿Qué cualidades busca en sus amigos? 
Soy de difícil trato con gente que no se dedique más o menos, directa o indirectamente, a la cultura. Yo he dedicado toda mi vida a la cultura, bueno al coto de cultura que yo practico que es escribir, leer, oír música y ver buen cine en casa. Ese es mi pequeño mundo cultural.
¿Suelen decepcionarle sus amigos? 
Sí, empezamos muy bien y luego perdemos carrera y llega un momento en que dejamos de vernos...
¿Es usted una persona sincera? 
En cosas que no me perjudiquen, sí.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre? 
No muriéndome.
¿Qué le da más miedo? 
A veces seguir vivo.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice? 
No me escandaliza nada excepto a veces yo mismo, cuando me miro al espejo de cuerpo entero porque no me explico cómo puedo yo estar vivo.
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho?
De no haberme dedicado a escribir me hubiera muerto de aburrimiento. Mi primera novela trataba sobre piratas y la escribí a la edad de cinco años.
¿Practica algún tipo de ejercicio físico?
Sí, muchísimo porque tengo 87 años y no quiero jugar con el tiempo: todos los días doy 500 pasos por mi casa y hago 1.000 movimientos con los brazos y las piernas.
¿Sabe cocinar?
De soltero sabía hacer tortilla de patatas pero, al casarme, decidí dejar de lado los guisotes.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría?
Al poeta norteamericano Walt Whitman porque siempre me ha parecido muy injusto lo mal que le trataron en vida por su condición de homosexual. 
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza?
Esto habría que preguntárselo a los judíos que vivieron en la Alemania nazi, ellos sí que sabían el significado de la palabra esperanza.
¿Y la más peligrosa?
Más que una palabra sería una frase: ¿Quieres casarte conmigo?
¿Alguna vez ha querido matar a alguien?
A mí mismo y todos los días. Me encuentro innecesario.
¿Cuáles son sus tendencias políticas?
Por la educación recibida en el entorno familiar, fui fascista hasta los 22 años en que llegué a Londres. Me di entonces cuenta de que el que no era demócrata era un imbécil, que vivir en democracia era la manera más fecunda y agradable de existir.
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser?
Si me hubiera dedicado a la escritura hubiera sido cualquier cosa, como piloto de globo aerostático.
¿Cuáles son sus vicios principales?
Tengo el vicio de no beber desde que a los 40 años me di cuenta de que no podía seguir por ese camino.
¿Y sus virtudes?
Mi mujer diría que la bondad inconsciente.
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza? 
Supongo que me pasaría como a aquel que al ver llegar su final en similares circunstancias, se agarró a una tabla y mirando al cielo, dijo: "Tú lo que quieres es que te odie, pues jódete, porque te sigo amando".

T. M.