martes, 24 de marzo de 2015

Entrevista capotiana a Enrique Lynch

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Enrique Lynch.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría?
Me daría igual, con solo que fuese uno. He vivido en demasiados lugares diferentes.
¿Prefiere los animales a la gente?
De ninguna manera. Desconfío de cualquier forma de zoofilia.
¿Es usted cruel?
En absoluto. Soy frágil.
¿Tiene muchos amigos?
No. Tengo muchos enemigos.
¿Qué cualidades busca en sus amigos?
La lealtad y el arte de la conversación.
¿Suelen decepcionarle sus amigos?
No. Uno se hace amigo de alguien cuando está seguro de que no habrá de ser defraudado por él.
¿Es usted una persona sincera? 
Por desgracia, sí. Soy amigo de la verdad.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre?
No tengo tiempo libre.
¿Qué le da más miedo?
Las discotecas y los grandes estadios.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice?
La impostura y las mujeres embusteras.
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho?
Me hubiera gustado saber tocar algún instrumento musical.
¿Practica algún tipo de ejercicio físico?
Sí. Me temo que también en esto soy bastante vulgar.
¿Sabe cocinar?
No. La cocina me aburre.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría?
El pato Gedeón.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza?
Detesto la esperanza.
¿Y la más peligrosa?
Confianza.
¿Alguna vez ha querido matar a alguien?
Por supuesto. A unos cuantos.
¿Cuáles son sus tendencias políticas?
Soy un individuo muy conservador.
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser?
Un tipo normal.
¿Cuáles son sus vicios principales?
La paranoia y la memoria, que son mis maldiciones. Y la moral de la vergüenza.
¿Y sus virtudes?
La fuerza de voluntad y el buen humor.
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza?
Qué pregunta…

T. M.