lunes, 27 de abril de 2015

Entrevista capotiana a Guillermo Samperio

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Guillermo Samperio.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría?
La Florencia de los años 60.
¿Prefiere los animales a la gente?
Quiero a ambos con la misma intensidad.
¿Es usted cruel?
Lo intento.
¿Tiene muchos amigos?
No.
¿Qué cualidades busca en sus amigos?
Que no sean pedantes. Ningún extremo.
¿Suelen decepcionarle sus amigos?
Alguno.
¿Es usted una persona sincera?
Intento serlo.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre?
En estar acostado y viajar.
¿Qué le da más miedo?
El ser humano.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice?
Los extremos de todo tipo de nazismo.
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho?
Pintor o astronauta.
¿Practica algún tipo de ejercicio físico?
Caminar por las calles.
¿Sabe cocinar?
Lo necesario.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría?
En principio, a Homero y sé que es demasiado pedir, a Roberto Arlt, Rulfo y Virgilio.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza?
Corazón.
¿Y la más peligrosa?
Puñal.
¿Alguna vez ha querido matar a alguien?
Sí, pero me abstuve porque no soy Dios.
¿Cuáles son sus tendencias políticas?
Soy abstemio político.
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser?
Descubridor, capitán de submarinos y extraterrestre.
¿Cuáles son sus vicios principales?
El tabaco, marihuana, filmes excelentes, la literatura y la desnudez del cuerpo humano.
¿Y sus virtudes?
Escribir, ver pintura, dibujar, la paciencia, la hermandad. Tal vez la didáctica. Mi hija.
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza?
El momento en el que Odiseo pasa frente a las sirenas. Optar por las sirenas es la perdición y tal vez la locura. Preferiría una femineidad humana como: Marilyn y Helena.

T. M.