miércoles, 24 de junio de 2015

Entrevista capotiana a Adolfo Castañón

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Adolfo Castañón.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría?
Mi cuerpo o la ciudad de México, específicamente Coyoacán.
¿Prefiere los animales a la gente?
¿Y dónde dejamos a los vegetales y a los minerales?
¿Es usted cruel?
Creo no practicar ese deporte.
¿Tiene muchos amigos?
Conozco a una gran cantidad de personas; amo sólo a algunas.
¿Qué cualidades busca en sus amigos?
Inteligencia, desinterés, sentido del humor, elegancia, exactitud.
¿Suelen decepcionarle sus amigos?
Trato de no decepcionar a las personas a las que amo, pero a quienes amo no les pido nada, de modo que es difícil que me decepcionen.
¿Es usted una persona sincera? 
Trato de ser una persona refinada, es decir, sin-cera.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre?
Contemplando cielo y estrellas.
¿Qué le da más miedo?
La uniformidad, los uniformes.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice?
El odio al pasado.
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho?
En realidad yo nunca he decidido ser escritor: eso es algo que dicen los otros de una persona que sólo sabe leer por escrito; en realidad solamente soy un lector, un traductor o, como diría Juan de Mairena, un oyente.
¿Practica algún tipo de ejercicio físico?
Sí, soy un peatón voluntario en la ciudad de México y practico el transporte público como si fuese un deporte parecido al toreo.
¿Sabe cocinar?
Grano de sal y otros cristales es el título de un libro mío sobre la teoría y la práctica de la cocina. Para mí la cocina es un arte secreta y cotidiana muy próxima a la retórica o al arte de la política.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría?
A Michel de Montaigne.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza?
La palabra.
¿Y la más peligrosa?
El dinero.
¿Alguna vez ha querido matar a alguien?
Sí, algunas veces. Nunca he llevado a la práctica ese arte.
¿Cuáles son sus tendencias políticas?
Pago mis impuestos pero no hago proselitismo.
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser?
No lo sé, no me siento cosa, no sé si sé.
¿Cuáles son sus vicios principales?
Los derroches y las exageraciones.
¿Y sus virtudes?
Las exageraciones y los derroches.
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza?
Ya he estado a punto de ahogarme. Luego del miedo y de la desesperación me invadió una gran serenidad.

T. M.