sábado, 11 de febrero de 2017

Entrevista capotiana a Lorenzo Ariza

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Lorenzo Ariza.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría?
Praga, habitación de Gregor Samsa.
¿Prefiere los animales a la gente?
A los mitológicos sí.
¿Es usted cruel?
Sólo conmigo. Me impongo  correctivos que rara vez surgen efecto.
¿Tiene muchos amigos?
Tengo tres. Uno es músico, otro está jubilado y es muy festivo, y a otro lo llamo “maestro”.                        
¿Qué cualidades busca en sus amigos?
Que no me aturdan.
¿Suelen decepcionarle sus amigos?
Aquél que se ve decepcionado por algún motivo amistoso, no es un amigo.
¿Es usted una persona sincera? 
Menos a unos pocos, la hipocresía y el bien quedar nos acompañan siempre.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre?
Escribiendo, oyendo música, corriendo, y en asuntos turbios.
¿Qué le da más miedo?
Como vivo en Cataluña, que la tabarra independentista consiga su propósito y me fastidien la jubilación.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice?
La vulgaridad.
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho?
Como dijo Sábato, “estaría muerto”.
¿Practica algún tipo de ejercicio físico?
 Soy maratoniano. Mi mejor tiempo 3 h 20’. 
¿Sabe cocinar?
Me aburre tanto que no tengo tiempo para cocinar.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría?
A Robert Schumann, el músico romántico, no el político alemán.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza?
Nada.
¿Y la más peligrosa?
Identidad.
¿Alguna vez ha querido matar a alguien?
En sueños. Tengo un sueño recurrente en el que mato a alguien, y luego me arrepiento despierto, pasándolo muy mal hasta que me doy cuenta de que ha sido un sueño.
¿Cuáles son sus tendencias políticas?
A Dios gracias, mi partido no existe. Sería algo así como un desastre absoluto. Absolutamente anárquico. Por esa misma razón, en realidad, tiendo a los partidos conservadores.
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser?
Nada o un potentado.
¿Cuáles son sus vicios principales?
Principales no hay ninguno. Todos son vulgares.
¿Y sus virtudes?
Pregunta incontestable.
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza?
Ya me ocurrió, y lo que vi no se parecía en nada a un esquema clásico.

T. M.