domingo, 15 de abril de 2018

Entrevista capotiana a María Álvarez-Rosario


En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de María Álvarez-Rosario.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría?
No me importa el lugar, me basta que estén allí las personas que quiero. Si tengo que elegir un lugar geográfico elegiría un sitio en la naturaleza, cerca del mar.
¿Prefiere los animales a la gente?
No. Aunque me gustan los animales, sobre todo los perros. Me parece que convivir con perros contribuye a hacer la vida, paradójicamente, más humana.
¿Es usted cruel?
No. Nunca.
¿Tiene muchos amigos?
No muchos.
¿Qué cualidades busca en sus amigos?
No suelo elegir a mis amigos por sus cualidades. Los amigos más que una elección me parece que son un hallazgo.
¿Suelen decepcionarle sus amigos?
No espero más de ellos de lo que creo que pueden darme, así que no me decepcionan.
¿Es usted una persona sincera? 
Sí, inevitablemente.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre?
En una especie de estado contemplativo. Escribiendo, leyendo, paseando. Cerca de la gente que quiero.
¿Qué le da más miedo?
Tener miedo.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice?
El Mal. La banalidad del mal.
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho?
Bueno, soy profesora. Me gusta mi profesión, me siento bien ejerciéndola. Me parece una contribución importante.
¿Practica algún tipo de ejercicio físico?
No, aunque me gusta caminar y nadar.
¿Sabe cocinar?
Sí, lo normal, comida de casa.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría?
No tengo "personajes inolvidables", no soy nada mitómana.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza?
Amor.
¿Y la más peligrosa?
Miedo.
¿Alguna vez ha querido matar a alguien?
No. A mí misma en algún caso.
¿Cuáles son sus tendencias políticas?
Creo en las grandes palabras (Justicia, Solidaridad, Igualdad de oportunidades…)  y en la política de las pequeñas cosas, la que se ocupa de mejorar la vida de las personas. Y creo que la Educación (así, con mayúsculas) es el instrumento político más poderoso.
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser?
Uff, ya tengo bastante con ser lo que soy, no querría ser otra cosa.
¿Cuáles son sus vicios principales?
La gula, en el sentido de disfrutar de las cosas muy  intensamente.
¿Y sus virtudes?
La alegría, la serenidad, saber vivir el presente. Ser una persona en la que se puede confiar.
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza?
Me gustaría pensar que he amado todo lo posible.
T. M.