lunes, 16 de abril de 2018

La Ilustración en Madrid


A la espera de la aparición de un tercer tomo, que se publicará coincidiendo con la celebración del bicentenario del Ateneo de Madrid, el próximo año 2020, ahora tenemos al alcance dos volúmenes para conocer la trayectoria de esta institución clave de la cultura, la política y el pensamiento españoles. Hasta que llegue ese momento en que Víctor Olmos historie el último tramo del Ateneo, desde el fin de la dictadura hasta la actualidad, podemos adentrarnos en la Docta Casa en sendos libros que abarcan los años 1820-1923 y 1923-1962. Su título no puede ser más apropiado, “Ágora de la libertad”, pues “por sus puertas entraron en el pasado no sólo los personajes más importantes de los siglos XIX y XX, sino también las ideas, los valores que con ellos venían: los derechos humanos, la Institución Libre de Enseñanza, el krausismo, la abolición de la esclavitud, la liberación de los pueblos y, en definitiva, la Ilustración”. 

Son palabras preliminares de César Navarro, presidente actual del Ateneo Científico, Literario y Artístico de Madrid (su nombre completo), que alude a los tiempos de crisis que está viviendo la institución, y no sólo de carácter económico, y a la necesidad de que vuelva a constituir un espacio para la vanguardia de la sociedad civil. Y es que en tiempos pretéritos sin duda lo fue, como irá demostrando Olmos desde que surge el Ateneo, una “simple sociedad patriótica y literaria”, al albur de la primera Constitución promulgada en España tras la caída del rey Fernando VII. El objetivo de sus fundadores era claro, y hasta se especificaba en el preámbulo de sus estatutos, en que se hacía referencia a la educación para sentirse libre y al espíritu que veía nacer al Ateneo, esto es, “propagar las luces entres sus ciudadanos”.

Con este propósito ilustrado, casi un centenar de intelectuales fundan el que sería el tercer ateneo del mundo tras los de Londres y Boston, y enseguida se preparan diferentes cátedras (matemáticas, física, derecho, geografía, diversos idiomas…). Centro de reunión para tertulias, plataforma para debatir asuntos ideológicos, centro de instrucción: la historia del Ateneo es tanto esta dedicación a la cultura y el libre pensamiento como el enfrentamiento al poder establecido, como cuando Primo de Rivera lo clausura en 1924. En este sentido, uno de los datos más curiosos que brinda este trabajo de Olmos es comprobar que al frente de esta institución estuvieron nueve presidentes de España, como Cánovas del Castillo y Manuel Azaña. Otro será saber que, en 1836, el primer socio elegido sería Mariano José de Larra, figura clave, como la de Ramón de Mesonero Romanos, que sería su bibliotecario, y que en 1884 el rey Alfonso XII inauguraría su sede definitiva en la calle del Prado de Madrid, cerca del Congreso de los Diputados. De esta manera surgen mil y una anécdotas que aliñarán esta formidable historia viva de España, repleta tanto de figuras señeras nuestras como Pérez Galdós, Joaquín Costa, Ortega y Gasset o José de Echegaray, premio Nobel en 1904 y presidente de la entidad, como de aquellas de renombre internacional que pisaron sus míticos salones, como los casos de Sara Bernhardt y Albert Einstein.

Publicado en La Razón, 12-IV-2018