domingo, 6 de mayo de 2018

Entrevista capotiana a Mercedes Carrión Masip


En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Mercedes Carrión Masip.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría?
Barcelona.
¿Prefiere los animales a la gente?
En ocasiones.
¿Es usted cruel?
No creo…
¿Tiene muchos amigos?
No.
¿Qué cualidades busca en sus amigos?
Las derivadas de la inteligencia emocional.
¿Suelen decepcionarle sus amigos?
En ocasiones.
¿Es usted una persona sincera?
No siempre…
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre?
Con la familia.
¿Qué le da más miedo?
La guerra.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice?
La frivolidad llevada a extremo.
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho?
Perder el tiempo.
¿Practica algún tipo de ejercicio físico?
Gimnasia y caminar. Antes bailaba.
¿Sabe cocinar?
Desde niña.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría?
Imposible/a/bote/pronto.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza?
Paz.
¿Y la más peligrosa?
Frontera…
¿Alguna vez ha querido matar a alguien?
No.
¿Cuáles son sus tendencias políticas?
Pactistas…
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser?
Agua.
¿Cuáles son sus vicios principales?
Los derivados de la impaciencia.
¿Y sus virtudes?
Las derivadas de mi autoexigencia.
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza?
Una puerta entreabierta (ya la vi en una ocasión).
T. M.