Hace un año, en la zona de la Bonanova de Barcelona, fotografié la palabra "Kafka" en un garaje, y usé la imagen para anunciar un artículo que acababa de publicar en la revista Clarín sobre el autor checo. Al poco, en septiembre, iba a ver la luz mi libro Escribir. Leer. Vivir: Goethe, Tolstói, Mann, Zweig y Kafka. Ahora, caminando por la avenida Diagonal, a la altura del cine Boliche, me encuentro con otro "Kafka" en una pared. ¿Será el mismo grafitero el responsable, qué le impulsará a hacerlo? Solo es una palabra, pero qué fuerza tiene.