viernes, 18 de junio de 2021

Entrevista capotiana a Luis Mario

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Luis Mario.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría? Llevo tanto tiempo pensando esta respuesta que a estas alturas me conformo con el que quede…

¿Prefiere los animales a la gente? Los monos serían un buen término medio.

¿Es usted cruel? No quiera saberlo…

¿Tiene muchos amigos? Casi tantos como libros vendidos.

¿Qué cualidades busca en sus amigos? Respeto su privacidad, prefiero no rebuscar entre sus cosas.

¿Suelen decepcionarle sus amigos? Si no lo hicieran, serían simplemente conocidos.

¿Es usted una persona sincera? No.

¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre? Pintando alegorías renacentistas mientras escucho a Puccini, para ser sincero.

¿Qué le da más miedo? Escribir una novela que alguien haya escrito antes.

¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice? ¡Acaso hay algo que no lo haga!

Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho? Ganar dinero.

¿Practica algún tipo de ejercicio físico? Me temo que sí.

¿Sabe cocinar? Sí. Sabe muy bien.

Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría? A Júlia Peró, como para olvidarme.

¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza? Ilusión.

¿Y la más peligrosa? Cocodrilo.

¿Alguna vez ha querido matar a alguien? Eso sería algo horrible, inaceptable, inmoral. Me refiero a responder.

¿Cuáles son sus tendencias políticas? No estoy muy puesto en tendencias.

Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser? Escritor.

¿Cuáles son sus vicios principales? Nada se vicia más que las virtudes.

¿Y sus virtudes? Bien, gracias.

Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza? ¡Como para pensar en eso estoy yo ahora! ¡Con todo el agua que hay aquí!

T. M.