En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Adrián Huici.
Si tuviera que vivir en
un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría? Rota (Cádiz).
¿Prefiere los animales a
la gente? La gente.
¿Es usted cruel? Quiero pensar que no.
¿Tiene muchos amigos? Los suficientes.
¿Qué cualidades busca en
sus amigos? Lealtad, inteligencia.
¿Suelen decepcionarle
sus amigos? Raras veces (los elijo bien).
¿Es usted una persona
sincera? Hasta donde me es posible, sí.
¿Cómo prefiere ocupar su
tiempo libre? Leer, escuchar música, comidas
con familia y amigos.
¿Qué le da más miedo? La crueldad, la ingratitud.
¿Qué le escandaliza, si
es que hay algo que le escandalice? La
hipocresía de muchos personajes públicos.
Si no hubiera decidido
ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho? Lo que hago actualmente: ser profesor.
¿Practica algún tipo de ejercicio
físico? Andar, pero muy poco.
¿Sabe cocinar? Aceptablemente.
Si el Reader’s Digest le
encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a
quién elegiría? A Nicolás Salmerón, que
renunció a la presidencia de la República para no firmar una sentencia de
muerte.
¿Cuál es, en cualquier
idioma, la palabra más llena de esperanza? Mañana.
¿Y la más peligrosa? Nación.
¿Alguna vez ha querido
matar a alguien? Nunca.
¿Cuáles son sus
tendencias políticas? Centro izquierda.
Si pudiera ser otra
cosa, ¿qué le gustaría ser? Delantero centro de un
equipo de fútbol.
¿Cuáles son sus vicios
principales? Comer, beber.
¿Y sus virtudes? Lealtad, sinceridad.
Imagine que se está
ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza?
Mi familia, mi mujer, mi hijo.
T. M.