Este hombre que vivió como obrero siderúrgico y sufrió el acoso del comunismo, Bohumil Hrabal (1914-1997), no deja de gozar de presencia editorial. Algo bien merecido, ya que se trata de un escritor incomparable, comprometido con su tiempo, patria y pueblo; su obra novelesca es un río que no descansa –apenas emplea el punto y aparte–, y ese aliento de oralidad envuelve al lector como si el mejor cuentacuentos. Pero ahora nos llega un Hrabal distinto, de relatos cortos de los años cincuenta, inéditos en español y traducidos por Patricia Gonzalo de Jesús. El nexo de unión es Praga: la plaza Wenceslao, la estación Masaryk, sus tabernas, la iglesia de San Galo son algunos rincones por donde andan personajes simples, en una ciudad gris, con albañiles o trabajadores de la fábrica de la acería de Poldi, reflejando una época marcada por la represión política y la vigilancia de cualquier disidencia.
Publicado en La Razón (pág. 42), 23-IX-2023