miércoles, 11 de diciembre de 2024

Entrevista capotiana a Laura Valenzuela

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Laura Valenzuela. 

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría? Cuba. Podría estar acuartelada allí, frente al mar, con la familia y el acento que me falta. No me refiero a la Cuba actual, sino a la que imagino, a la Cuba libre. 

¿Prefiere los animales a la gente? Prefiero a la gente, sin duda. Con lo que me gusta hablar podría pegarme un tiro si tengo que pasar una semana a solas con un perro. Ahora que lo dices, este tema podría convertirse en una novela sobre la soledad que terminaría con un suicidio exitoso. 

¿Es usted cruel? No. Debo decir que a veces soy muy sincera. Algunas personas entienden que la sinceridad puede ser una forma de crueldad y no estoy en desacuerdo.

¿Tiene muchos amigos? Sí, un montón. No sé si todos son tan amigos míos como yo de ellos. Menos para prestar dinero (porque luego me da vergüenza cobrarlo) para todo lo demás, pueden contar conmigo. 

¿Qué cualidades busca en sus amigos? Sinceridad, lealtad y desinterés. 

¿Suelen decepcionarle sus amigos? No es habitual, pero me han decepcionado alguna vez. Cuando esto sucede es porque he esperado de una persona más de lo que puede dar. Eso solo puede ser culpa mía. En cualquier caso, tengo una memoria selectiva que solo fija las muestras de cariño. Lo demás se me olvida. 

¿Es usted una persona sincera? Sí. Soy sincera fundamentalmente porque olvido las mentiras que digo y termino delatándome. Intento controlar, sin demasiado éxito, la sinceridad excesiva. Creo que puede ser dañina, maleducada, soberbia. Antes de soltar una bomba bajo la bandera de la verdad, conviene analizar si lo que vamos a decir es necesario y útil para el otro. En caso de no serlo lo mejor es callarse. Esta es la teoría, de la práctica hablamos otro día.

¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre? Escribiendo, leyendo. Lo que sucede es que tengo dos niños, dos padres mayores, dos empresas, y una causa por la libertad de Cuba. Cuando termino de atender todo lo que tengo ya son las doce de la noche. La madrugada es, por tanto, mi tiempo libre, y no es que a esa hora me apetezca ponerme a jugar al tenis. Bueno, tampoco sé jugar al tenis. 

¿Qué le da más miedo? Todo, absolutamente. Soy hipocondríaca, me aterran las enfermedades, los desastres naturales. Cualquier grano en la piel de mis hijos podría ser un carcinoma. También le tengo miedo al ridículo y al rechazo.

¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice? Las guerras, la crueldad humana. Encima de tener que lidiar con eventos desafortunados que no podemos evitar como las enfermedades y los desastres naturales, tenemos que aguantar que vengan cuatro bobos a amenazar a pueblos enteros con bombas, a pelearse por territorios, o a matar gente. Me escandaliza el daño irreversible que pudo haberse evitado.

Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho? No he decidido ser escritora. Sin embargo, no puedo parar de escribir. Parece más bien que ha decidido la escritura que yo viva para ella. Si no escribo me revienta la cabeza. Lo que sí he decidido es publicar lo que escribo. Pretendo que mis historias resuelvan conflictos sociales, políticos, económicos. Ayudar a personas a través de la escritura es mi objetivo personal. Con mi novela ¿Será esto la libertad? visibilizo el sufrimiento de los cubanos que padecen los efectos de una dictadura en plena ola represiva. Espero que lo lea todo el planeta Tierra.

¿Practica algún tipo de ejercicio físico? Tengo dos entrenadores personales a domicilio. Uno tiene cuatro años, el otro, uno. Son muy exigentes. Estoy en los huesos y soy feliz. 

¿Sabe cocinar? Más o menos. Pasamos a la siguiente pregunta. 

Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría? Fidel Castro.

¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza? Vida. Si estamos vivos, hay esperanza.

¿Y la más peligrosa? La misma. Si nos la quitan se jode todo. 

¿Alguna vez ha querido matar a alguien? En la escritura, sí. En la vida real, no. He de confesar que me gustaría dejar tuertos o cojos a unos cuantos. 

¿Cuáles son sus tendencias políticas? Estoy siempre en la parte de la libertad.

Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser? Millonaria y rubia de nacimiento, para no tener que hacerme mechas. 

¿Cuáles son sus vicios principales? Vicios, no recuerdo. Tengo un par de manías: arrancarme el pelo cuando estoy nerviosa y hablar demasiado. Moriré por la boca y calva. Cuando me toque, mejor crémenme.

¿Y sus virtudes? La empatía, soy capaz de ponerme en el lugar del otro. También soy humana y me hace muy feliz ayudar a alguien. 

Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza? Mi familia, la cara de mis niños.

T. M.