viernes, 4 de abril de 2025

Entrevista capotiana a Nieves Milagros Martín García

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Nieves Milagros Martín García.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría? Una casa de piedra con tierra fértil y agua en las inmediaciones, en la falda de un cerro o monte con buenas vistas al horizonte a todos los puntos cardinales, en la comarca de Alcaraz y Campo de Montiel, en Albacete.

¿Prefiere los animales a la gente? Los animales ganarían si no fuese madre, gracias a eso mantengo mi fe en el alma humana.

¿Es usted cruel? Creo que no, seguramente he tenido algún comportamiento cruel en alguno instante de mi vida. La razón es simple. Soy humana.

¿Tiene muchos amigos? Amigos no se pueden tener muchos, por cuestiones intrínsecas al propio ser humano.

¿Qué cualidades busca en sus amigos? Supongo que compresión, respeto, espíritu crítico, cordialidad, naturalidad…

¿Suelen decepcionarle sus amigos? Los pocos que tengo, siguen siéndolo por mi parte. Puedo decepcionarme en un punto inmediato, pero en realidad el que se decepciona es el ego, y ese es solo una parte de mí. Si pides compresión, has de estar dispuesto a darla antes de recibirla.

¿Es usted una persona sincera? Lo intento… a veces da miedo, pero sigo considerando que merece la pena trabajar por conseguir ser una persona sincera y honesta.

¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre? Leyendo, escribiendo, paseando con mi perro, viendo dormir a mis hijos, cogiendo setas, cardos para conserva, estando con mi familia…

¿Qué le da más miedo? Menuda pregunta. No es una cosa, son muchas… Lo que me da más miedo es vivir más que mis hijos; tengo miedo a la senilidad, que se borre mi memoria y seguir viviendo en un cuerpo que no sabe quién es. Y sin embargo, ya no me da miedo morir de vieja, pero irme antes siempre que mis hijos.

¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice? La mediocridad consciente. La falta de voluntad de mejora, que no de perfección. Es algo que me remueve en los cimientos, que me escandaliza y me indigna.

Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho? No lo había pensado.

¿Practica algún tipo de ejercicio físico? Sí, he practicado mucho. Pero no he sido constante en el tiempo. Y debo volver a ello, porque lo necesito, pero cierto es que si no lo practico en la naturaleza, me acaba aburriendo.

¿Sabe cocinar? Sí, y se me da bien, pero me aburre seguir de continuo la receta.

Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría? Pascual Duarte, de Cela, Dulcinea, del Quijot, al agricultor muerto protagonista primero de A sangre Fría; hay muchos…

¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza? Dios.

¿Y la más peligrosa? Dios, e Ideología ha hecho mucho daño… pero no podría elegir una sola.

¿Alguna vez ha querido matar a alguien? Sí, y lo peor es que me imaginado situaciones donde mato. Las guardo mentalmente para recurrir a ellas en mi obra.

¿Cuáles son sus tendencias políticas? Las que favorezcan a mi patria y a los seres humanos en el mundo por encima de tendencias políticas. Las ideologías son mentira.

Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser? Profesora. Ahora ya me ha dado tiempo de pensarlo…

¿Cuáles son sus vicios principales? La comida, aún intento salir de la bulimia, tras casi 30 años. Luego, supongo que el orgullo disimulado, me estoy quitando también de la dopamina del querer llevar razón.

¿Y sus virtudes? La coherencia, supongo, al menos en parte; el trabajo y la constancia, no suena muy literario sin embargo le son imprescindibles a un escritor.

Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza? Alguna relacionada con mis hijos, y alguna de lucha en mi vida, que me diese fuerzas para seguir luchando por evitar ahogarme hasta el último aliento.

T. M.