jueves, 17 de julio de 2025

Celuloide materno-filial

Esta obra conecta con otra de hace un decenio, cuando Milena Busquets (Barcelona, 1972), publicó También esto pasará (2015), que se presentaba como una suerte de diario de duelo por la madre, lo cual, inevitablemente, implicaba hacer una reflexión general sobre la pérdida, la memoria y la necesidad de renovarse después de un duro golpe. Era un libro delicado que recibió todo tipo de parabienes por parte de la crítica especializada, por su capacidad de abordar el efecto del dolor, no exenta de humor, y su tendencia a servirse del campo literario en busca de consuelo o atril para la meditación.

Esta literatura, tan marcadamente personal y subjetiva, de corte íntimo, invita al lector a mirarse adentro en busca de razones y emociones concomitantes, y en un principio no sería susceptible de que el medio audiovisual se sintiera atraído por ella. Sin embargo, María Ripoll adaptó la obra con el título de La dulce existencia (2023); en ella, la actriz Marta Nieto daba cuerpo a la protagonista, una mujer que, como sucedía en el libro, intentaba reconstruir su cotidianidad después de la pérdida y enfrentándose al peso de sus recuerdos.

Como no podía ser de otra manera, el film mantenía el tono introspectivo y melancólico de También esto pasará, que por otra parte habla de lo que concierne a cada uno de nosotros desde los albores de la humanidad: cómo afrontar la muerte de los otros desde el primer instante hasta que nos llegue la nuestra propia. Por eso, no podemos buscar atisbos de originalidad en el contenido de un libro así, pero sí naturalmente formas nuevas de expresar tal cosa. De hecho, se ha destacado en Busquets su destreza para diseccionar las emociones humanas con honestidad y hasta elegancia, lo que no es poco en estos tiempos de abuso del exhibicionismo narcisista reformulado como «autoficción».

Ya desde el inicio de su carrera literaria, con En el revés del espejo, se percibió cómo la escritura usaba su espacio libresco como excusa para la reflexión, para el encuentro consigo misma, lo cual entronca con lo que hoy tanto se aclama, esto es, la disección de lo emocional tras el perfil de personajes altamente vulnerables y desconcertados. Pues bien, Busquets ha regresado a También esto pasará por medio de un libro que ha titulado igual que su adaptación cinematográfica. Se trata de un breve relato que vuelve a tocar asuntos de tinte sentimental, a través del recuerdo de lo que supuso dicha adaptación.

Busquets da cuenta de ciertas dificultades en la producción de la película, pues los derechos pasaron por tres productores y diversos directores, y entonces aparece el detalle del fracaso personal: «Por el camino, había perdido a mi agente (me había despedido), mi editor originario se había jubilado (y había sido felizmente sustituido por la única otra editora en lengua española que había visto el potencial de la novela y había mostrado interés en publicarla) y había escrito tres o cuatro libros más»: pero también la plasmación de un éxito incontestable: «Nunca había creído realmente que se fuese a hacer una película, o solo muy al principio, cuando se desató la locura por la novela entre los editores del mundo».

De esta manera, Busquets deviene observadora de sus triunfos, pero también con una buena dosis de escepticismo, evitando pedanterías, muy a ras de suelo, de página, escribiendo con un estilo que mezcla exasperación, desencanto y, al mismo tiempo, fascinación por la industria cultural que gira en torno a su obra. Habla de los profesionales del ámbito del cine, de los contratos y las expectativas ajenas, con un estilo directo y sin adornos. Sus inseguridades, contradicciones y vacilaciones asaltarán al lector, haciendo de todo el conjunto un libro que tiene la virtud de sonar sincero y cercano, pero el hándicap de ser interesante solamente para los incondicionales de la autora o curiosos sobre las bambalinas de las producciones de cine.

Habla así del rodaje, parte de él llevado a cabo en la localidad gerundense de Cadaqués, pero sin que tampoco esto pueda tener una mayor dimensión: «Aunque surgiesen conflictos y problemas puntuales, tanto prácticos como creativos, el estado de ánimo general me parecía positivo y feliz», dice en la página 91. «Había oído hablar sobre rodajes míticos, infernales y enloquecidos, pero aquel no parecía ser el caso», prosigue, para añadir que todo el mundo fue muy amable con ella. En suma, una crónica de observaciones alrededor de La dulce existencia, en celuloide, y por ende del libro que la inspiró, en tinta de escritura y sangre materno-filial.

Publicado en Cuadernos Hispanoamericanos (núm. 897, junio 2025)